lunes, 6 de junio de 2011

Soberanía popular y soberanía del Estado.

Toda Democracia que se precie reconoce la soberanía del pueblo; es decir: el derecho del pueblo a gobernarse a sí mismo. Esto no tiene duda alguna; pero al llevarlo a la práctica muchas veces se ha pervertido ese derecho al auto-gobierno.

Esto es debido a que el pueblo necesita apoyarse en un Estado para ejercer el auto-gobierno; y debido a la corrupción de los agentes políticos y a la dejación de sus derechos democráticos por parte de los ciudadanos, el Estado -que es un mero instrumento al servicio del pueblo- se convierte en cabeza del mismo y pretende gobernarle.

Se ha llegado a una situación de confusión tal, que muchos "demócratas" defienden el derecho del Estado a imponernos normas, a ejercer su soberanía sobre el pueblo, sin darse cuenta de que la democracia es precisamente lo contrario. Y siempre que se confunde la soberanía popular, base de toda Democracia, con la soberanía del Estado, se suele terminar con la democracia real e incluso instaurar una dictadura encubierta.

¿Tenemos que terminar con el sistema? ¡¡¡No, no y no!!!

Simplemente hay que rebelarse contra la dictadura del Estado y recuperar los controles democráticos que el pueblo nunca debió ceder. Y, de paso, reducir el peso del Estado en occidente, que llega a ser opresiva tanta regulación del mínimo aspecto de la vida ciudadana.

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