viernes, 3 de junio de 2011

Los representantes populares

El Movimiento 15-M tiene auténtica alergia a esta palabra: representante. Se niegan a que nadie pueda representar a ningún grupo o colectivo; a lo sumo admiten que haya "portavoces". Entiendo su miedo: nuestros representantes políticos llevan tres décadas convertidos en "apoderados" de nuestra voluntad. De hecho no nos representan, sino que en cuanto consiguen la designación se convierten en nuestros dueños y hacen lo que les place. En vez de representantes de la voluntad popular se convierten en "adminsitradores plenipotenciarios" que ya no requieren del respaldo popular y ejecutan directamente su propia voluntad.
Pero esta realidad no nos puede llevar a rechazar de plano la función del representante, sino a establecer las medidas oportunas para tenerles controlados e impedir que se salgan de su función de representación. De lo que se trata es de que el pueblo retenga suficientes medios de control, para que los políticos sigan en todo momento representando la voluntad popular, sin apreciársela.
Medios sobran, solo hace falta voluntad para implantarlos. Por ejemplo, que la disolución de las cámaras o las mociones de censura se puedan plantear mediante un referendum solicitado por un número de ciudadanos. O también, que los ciudadanos puedan expulsar de la Cámara a todo aquél político que secunde medidas contrarias al programa electoral que propuso para su elección.
No, no hay que tener miedo a los representantes del pueblo: hay que tener miedo a que se descontrolen.

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