Ley electoral

La clave principal para que un sistema sea auténticamente democrático está en su Ley Electoral: si ésta no se ha promulgado para que prevalezca la voluntad popular, sino para garantizar la permanencia en el poder de los políticos, entonces el sistema nunca será auténticamente democrático.
Este es el caso de España, su ley electoral es tan infame como la clase política que la ha promulgado: persigue la permanencia en el poder de los políticos que ya están y consagra un sistema bipartidista que se perpetúe en el poder mediante la alternancia.
Para que una Ley Electoral sea democrática, es necesario:
  • Que cualquier partido o agrupación de electores pueda presentar candidaturas en igualdad de condiciones que los que ya han salido elegidos.
  • Que la asignación de los escaños o concejalías sea proporcional a los votos obtenidos.
  • Que no exista un mínimo para obtener representación.
  • Que el número de representantes sea igualmente proporcional al número de electores en todas las circunscripciones, ya sean autonómicas o no.
  • Que las circunscripciones sean más reducidas, de forma que se pueda llegar a conocer y exigir responsabilidades al candidato elegido.
  • Que las candidaturas sean listas abiertas, de forma que cada ciudadano pueda escoger a quien mejor le represente dentro de cada partido.
  • Que los representantes populares puedan ejercer su función sin disciplina de partido, con sometimiento sólo al programa electoral propuesto.
Habrás podido comprobar que en España no se cumple ni una de esas condiciones: ¡¡¡nos queda mucho camino, pero hay que intentarlo sin desánimo!!!

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