jueves, 30 de junio de 2011

Un nuevo partido

Lanzo un reto a la ciudadanía indignada en general. Busco unos cuantos ciudadanos de diferentes ciudades españolas dispuestos a lanzase al agua y fundar un nuevo partido con un único objetivo: la regeneración democrática en España. si esperamos a que los movimientos sociales que surgieron del 15-M se pongan de acuerdo con su sistema de consenso, nunca haremos nada... y puede que corra mucha prisa.

El calendario sería el siguiente:
  • Localizar a través de la red por lo menos a 100 interesados de diferentes provincias.
  • Llegar a una acuerdo sobre los objetivos políticos.
  • Redactar unos estatutos.
  • Protocolizar ante notario e inscribir en el Ministerio del Interior el Partido.
  • Darlo a conocer entre los ciudadanos indignados para que se afilien, lo apoyen, o por lo menos lo voten llegado el momento.
Ya os adelanto que para poder concurrir a las próximas elecciones hará falta presentar como mínimo firmas que representen al menos el 0,1 por ciento del censo electoral de cada circunscripción. El el último blindaje que se les ha ocurrido a los partidos hegemónicos para perpetuarse en el bipartidismo; y una de las primeras medidas que tendremos que combatir.

Otra alternativa sería contactar con un partido que ya existe y que tienen a priori buena pinta y buenas ideas, aunque sólo se han presentado en Murcia: Partido para la Regeneración Democrática; el nombre no puede ser más adecuado!

lunes, 27 de junio de 2011

Agencia de calificación democrática.

Ahora que están tan de moda las agencias de calificación crediticia, que a tantos bancos y algún país han hundido en el infierno de los que no merecen crédito, se me ocurre lanzar la idea de una agencia que califique la democraticidad de los partidos o sistemas. Se trataría de un grupo de demócratas independientes que sometiesen a los partidos políticos a un "test de stress" democrático y cuyo resultado nos diría si ese sistema o partido es REALMENTE DEMOCRÁTICO, porque muy a menudo, las apariencias engañan.
Habría que analizar si en sus programas incluyen propuestas de reforma del sistema para hacerlo más democrático, qué Ley electoral proponen, qué sistemas de control y transparencia pretenden instaurar y cómo van a mantenerse en contacto con la población para no perder de vista la "soberanía popular".
Pero también tendríamos que analizar si ese partido es demócrata en sus estructuras internas: cómo eligen a sus cargos y candidatos, si tienen elecciones internas previas, qué controles implantan para detectar y evitar la corrupción, qué grado de descentralización hay en los grandes partidos, etc...
Todo partido que no supere este doble examen será calificado como "antidemócrata" y  a esta lista se le dará publicidad en alguna web o facebook. Podríamos utilizar un sistema de calificación como los créditos: una triple AAA, significaría que el partido es auténticamente democrático; y así iríamos descendiendo por cada fallo que se le encuentre: AAa, Aaa, aaa, BBB, BBb, Bbb, etc...; quedando muy claro que a todo aquél partido que no alcance ni siquiera el aaa, ningún demócrata le debería votar.
Esto sí les haría pensar y reformar sus programas y estructuras internas. a otros grupos de presión, la estrategia de calificar a las instituciones les ha dado muchos frutos, como los verdes o los del orgullo gay... Hoy ningún partido quiere verse calificado como anti-ecologista u homofóbico.

El pueblo no necesita tomar el poder: siempre es suyo.

Dicen algunos de los miembros del llamado Movimiento 15-M -que no es más que el conjunto de los indignados- que el pueblo tienen que tomar el poder, no pedirlo.
Se equivocan en la formulación, el poder no hay que tomarlo, porque el poder ya pertenece al pueblo. Es verdad que lo ha secuestrado el Estado en mano de los políticos infames que nos gobiernan; pero siempre pertenecerá al pueblo ciudadano, que es lo REAL, mientras que el Estado es una entelequia. Si nuestros representantes políticos han confundido su función y se creen nuestros amos, pues simplemente se les destituye y se nombra a otros que tengan clara la noción de Democracia. Para esto bastaría con modificar la Ley Electoral: por las buenas, con ayuda de los políticos; o por las malas, con presión social.
En definitiva, el pueblo simplemente tiene que recuperar el poder que ya tiene.
Recordad uno de los primeros lemas del movimiento 15-M: los políticos sin nosotros no son nada.
¡Pues eso!

sábado, 25 de junio de 2011

Una propuesta de Ley Electoral

Me parece interesante el artículo de Forumlibertas sobre la necesaria reforma de la Ley Electoral española y, en especial, la información que nos ofrece sobre sistemas de otros países.
Coincido en la necesidad de que las circunscripciones sean locales, de modo que todos los electores conozcan a los candidatos; y que una vez elegidos éstos, sirvan como cauce para ir transmitiendo las diferentes inciativas populares. Así, sí se puede llegar a una democracia participativa: si cada ciudadano conoce al diputado que ha sido elegido por su distrito, y le utiliza para manifestarle sus quejas o iniciativas, le haya votado o no. Y así los cargos electos se saben vinculados a unos ciudadanos concretos ante los que tendrán que responder, en vez de ser meras correas de transmisión de las opiniones o intereses del jefe de su partido.
Otra de las ventajas de los distritos electorales con único candidato, es que permiten concurrir a ciudadanos independientes o pequeños partidos que defienden propuestas locales, sin necesidad de depender de una enorme estructura nacional. Y, por supuesto, se podrían suprimir la mayor parte de las subvenciones. 
Pero lo que no me acaba de convencer es lo de simultanear este sistema con otro de listas nacionales, para que los grandes partidos puedan mantener altas cotas de poder. Porque para esto, lo que deberían hacer es presentarse en cada distrito y ofrecer soluciones a los ciudadanos para lograr su confianza; y la suma de diputados así elegidos, se podría unir en una estrategia política nacional.
Alternativamente, se podría utilizar una de las Cámaras -por ejemplo, el Sensado- para elegir candidatos nacionales de listas de partidos; y la otra -el Congreso- para los diputados que representen directamente a los ciudadanos.
Pero no creo que exista ningún interés democrático en mantener las estructuras de grandes partidos con enorme poder político y social que, a la postre, en vez de representar a los ciudadanos, acaban imponiéndoles sus criterios y también sus intereses. La corrupción y deriva democrática actual se debe precísamente al enorme peso en la vida política de los intereses de estas organizaciones que acaban dedicando más tiempo a "las cosas de la política" que a "la política de las cosas".

jueves, 23 de junio de 2011

Un partido político

Se habla de crear un partido político que respalde las iniciativas del Movimiento 15-M; y, por supuesto, entre demócratas es una iniciativa coherente con nuestros principios. Es más, una DEMOCRACIA REAL debería fomentar la creación de partidos políticos en los que los ciudadanos se considerasen verdaderamente representados; y no dirigidos, como ocurre ahora.
También se podrían formar agrupaciones de electores que concurriesen a las próximas elecciones con el objetivo de regenerar la democracia española; es una estructura más simple y adecuada para un objetivo político concreto y temporal.

Pero para que ese partido (o agrupación) tenga la respuesta suficiente y logre una representación parlamentaria que pueda lograr su objetivo, es necesario que agrupe a todos los demócratas sin entrar en otras disquisiciones ideológicas. Los objetivos podrían ser:

Reforma de la Ley Electoral: Supresión de requisitos para concurrir como las candidaturas. Listas abiertas en las que se elija a cada representante en persona. Cómputo estrictamente proporcional de la representación, sin que haya límites mínimos. Establecimiento de circunscripciones locales, para que el poder del partido no absorba a los candidatos locales; y éstos respondan ante sus votantes y no ante el partido.

Transparencia y control sobre los poderes públicos: Referendum obligatorio para la leyes más importantes si no obtienen un respaldo mayoritario en el Parlamento. Creación de la moción de censura popular, para poder instar un cambio de Presidente. Eliminación de los privilegios de pensiones a los políticos. Imposibilidad de presentarse como candidatos a los imputados por corrupción.

Separación real de los tres poderes: Elección popular de los principales magistrados (tribunal Supremo y constitucional). Elección directa del Presidente del Gobierno, que no podrá ostentar cargos de responsabilidad en ningún partido. Efectivo control del Gobierno por parte del Parlamento, que deberá aprobar los nombramientos de ministros.

Debe quedar claro que en su actuación parlamentaria se limitará a estos objetivos, absteniéndose en cualquier otra cuestión que se salga del mismo. Por supuesto, se podría llegar a un pacto de apoyo a alguna formación siempre que fuese a cambio de sacar adelante y prioritariamente las leyes que plasmen nuestros objetivos; y una vez logrado, el apoyo se retira y se solicita la convocatoria de nuevas elecciones.

Por supuesto, la función del Partido o agrupación hasta las próximas elecciones sería consensuar y concretar los objetivos que se incluirían en el programa electoral. Se pueden encontrar más ideas en otras entradas de este blog, os sugiero visitar las pestañas "medidas contra la corrupción" o "propuestas democráticas"

lunes, 20 de junio de 2011

El 15-M es un acto de esperanza.

Ha dicho Pau Gasol que el movimiento 15-M es un acto de esperanza; y me parece bien. Pero debemos recordar que esa esperanza no hay que esperarla sentados: esa esperanza se convertirá en realidad dependeindo de lo que hagamos cada uno de nosotros y de nuestra tenacidad en las reivindicaciones.

jueves, 16 de junio de 2011

¿Cómo expresan su protesta los ciudadanos?

Cuando los políticos no están de acuerdo con alguna actuación política, tienen una serie de vías para demostrarlo o solicitar un cambio: el Presidente puede disolver las Cortes si le interesa y convocar elecciones, puede presentar una moción de confianza; y la oposición puede presentar una moción de censura, hacer preguntas al gobierno o proponer todo tipo de leyes.

Los ciudadanos que ven defraudada su voluntad expresada en las urnas no tienen ninguna vía para constitucional para demostrarlo o intentar cambiar las cosas: la convocartoria electoral depende de los políticos, no de los ciudadanos; en España el referendum (si es que el presidente lo convoca) no es vinculante para los políticos (ya es gracioso que la voluntad popular no sea vinculante en una democracia con soberanía popular); no podemos plantear mociones de censura ni confianza; ni están limitados los mandatos de nuestros representantes; ni tenemos listas abiertas para castigar a los políticos que se alejen de su propia ideología; y resulta prácticamente imposible introducir una nueva fuerza política en el panorama (el caso de UPyD y de FAC -Alvarez Cascos- no son realmente nuevas fuerzas, sino fuerzas escindidas).

Se ve claro que este sistema se ideó por políticos para su propio provecho; y se ve urgente cambiarlo para que la Democracia deje de estar secuestrada.

martes, 14 de junio de 2011

Democracia Representativa vs Democracia Participativa

Circula por la red un vídeo que merece la pena ver para conocer los problemas de la democracia Representativa (en la que los representantes se han convertido en amos) y cómo cambiarla. Es un poco técnico, largo, en inglés con subtítulos; pero insisto en que merece la pena verlo y difundirlo.

No estoy enteramente de acuerdo, ya que considero que no es necesario cambiar a una Democracia Participativa, sino que lo realmente importante es que los políticos vuelva a ser nuestros representantes y no nuestros amos. Hay que meterles en cintura y hacer que los ciudadanos participen más en esta Democracia. Por supuesto, el cambio de la Ley electoral y las otras propuestas que he venido haciendo serían muy positivas; pero lo principal es que los que exigimos una Democracia Real Ya no nos dispersemos en multitud de objetivos, pues acabaríamos no consiguiendo nada. Tenemos que centrarnos TODOS en denunciar la corrupción de la Democracia Participativa.

Los políticos escuchan a los indignados

Parece que se van dando por aludidos y van haciendo propuestas para democratizar el sistema. Pero tengo mis dudas de que el resto de los políticos pongan en peligro sus puestos secundando un sistema de listas abiertas.
En cualquier caso la propuesta de circunscripciones más reducidas y listas abiertas en un gran paso adelante.

jueves, 9 de junio de 2011

Mayoría o consenso

Las decisiones se deben adoptar por mayorías cualificadas, que son las que representan la voluntad de los ciudadanos en su mayor parte. La unanimidad no puede exigirse en un procedimiento colectivo de toma de decisiones, ya que paralizaría cualquier acción.
Pero lo que sí puede hacerse es permitir que las minorías lleven a la práctica sus propias decisiones siempre que no obstaculicen la decisión mayoritariamente adoptada. Porque una cosa es que se adopte la c¡decisión de la mayoría y otra muy distinta que se imponga dicha decisión a las minorías, cuando esto no es indispensable.
Pongo un ejemplo un poco burdo, para explicarlo sencillamente:
  • a favor de comer pollo: 90
  • a favor de comer pescado: 8
  • a favor de no comes: 2
La comunidad preparará pollo; pero eso no quita para que los que prefieren pescado se lo preparen por su cuenta y que los otros dos se abstengan de comer.

La mala fama de las mayorías matemáticas viene de que se convierten en mayorías rodillo, que imponen sus decisiones a los demás.

El problema son los políticos

El CIS ha publicado que el tercer mayor problema son los políticos. Ya es preocupante que con la crisis que tenemos y el enorme paro, los políticos en vez de ser la solución sean el problema.
Yo propongo eliminar este tercer problema cuanto antes.

lunes, 6 de junio de 2011

Soberanía popular y soberanía del Estado.

Toda Democracia que se precie reconoce la soberanía del pueblo; es decir: el derecho del pueblo a gobernarse a sí mismo. Esto no tiene duda alguna; pero al llevarlo a la práctica muchas veces se ha pervertido ese derecho al auto-gobierno.

Esto es debido a que el pueblo necesita apoyarse en un Estado para ejercer el auto-gobierno; y debido a la corrupción de los agentes políticos y a la dejación de sus derechos democráticos por parte de los ciudadanos, el Estado -que es un mero instrumento al servicio del pueblo- se convierte en cabeza del mismo y pretende gobernarle.

Se ha llegado a una situación de confusión tal, que muchos "demócratas" defienden el derecho del Estado a imponernos normas, a ejercer su soberanía sobre el pueblo, sin darse cuenta de que la democracia es precisamente lo contrario. Y siempre que se confunde la soberanía popular, base de toda Democracia, con la soberanía del Estado, se suele terminar con la democracia real e incluso instaurar una dictadura encubierta.

¿Tenemos que terminar con el sistema? ¡¡¡No, no y no!!!

Simplemente hay que rebelarse contra la dictadura del Estado y recuperar los controles democráticos que el pueblo nunca debió ceder. Y, de paso, reducir el peso del Estado en occidente, que llega a ser opresiva tanta regulación del mínimo aspecto de la vida ciudadana.

viernes, 3 de junio de 2011

Los representantes populares

El Movimiento 15-M tiene auténtica alergia a esta palabra: representante. Se niegan a que nadie pueda representar a ningún grupo o colectivo; a lo sumo admiten que haya "portavoces". Entiendo su miedo: nuestros representantes políticos llevan tres décadas convertidos en "apoderados" de nuestra voluntad. De hecho no nos representan, sino que en cuanto consiguen la designación se convierten en nuestros dueños y hacen lo que les place. En vez de representantes de la voluntad popular se convierten en "adminsitradores plenipotenciarios" que ya no requieren del respaldo popular y ejecutan directamente su propia voluntad.
Pero esta realidad no nos puede llevar a rechazar de plano la función del representante, sino a establecer las medidas oportunas para tenerles controlados e impedir que se salgan de su función de representación. De lo que se trata es de que el pueblo retenga suficientes medios de control, para que los políticos sigan en todo momento representando la voluntad popular, sin apreciársela.
Medios sobran, solo hace falta voluntad para implantarlos. Por ejemplo, que la disolución de las cámaras o las mociones de censura se puedan plantear mediante un referendum solicitado por un número de ciudadanos. O también, que los ciudadanos puedan expulsar de la Cámara a todo aquél político que secunde medidas contrarias al programa electoral que propuso para su elección.
No, no hay que tener miedo a los representantes del pueblo: hay que tener miedo a que se descontrolen.

La autogestión

Otro de los errores precipitados del Movimiento 15-M es el recurso a la autogestión, muy especialmente en los servicios básicos sociales.
Y es que, precisamente cuando más esencial es un servicio, más importante es que esté gestionado por personas debidamente cualificiadas.
La autogestión se ha demostrado ya en suficientes ocasiones que es un fracaso: nadie puede gestionar sus asuntos si no está capacitado para ello.
Esto no significa que los ciudadanos deban quedar a merced de los más capaces, sino que tienen que contar con éstos para gestionarse.
Y la mejor forma que se me ocurre de que los particulares gestionen sus necesidades básicas no es la autogestión, sino el cooperativismo.
Cuando se colabora en cooperativa, la gestión es colectiva, pero cada una de las funciones queda en manos del más capaz para la misma.
Tenemos un ejemplo conocido con las cooperativas de viviendas: una serie de ciudadanos contratan a un gestor para que promueva una edificación; y el precio final siempre es más barato que con una promoción comercial empresarial. Pero estos ciudadanos no se autogestionan la construcción, sino que lo dejan en manos de quienes están cualificados para ello.
Por supuesto, no hay que ser ingenuo y controlar que tanto la gestión como la ejecución se realizan adecuadamente.

Mayorías o consensos

Observo en el movimiento Democracia 15-M ciertas actitudes que denotan precipitación en sus decisiones y falta de una detenida reflexión. En definitiva son miedos infundados hacia instituciones y normas que son positivas, aunque su actual corrupción exige un mayor control sobre las mismas. Trataré de repasarlas.

Mayorías vs. Consensos: realmente demuestran aversión a las mayorías, quizá porque llevamos décadas soportando el rodillo parlamentario de quien logra una mayoría y aplica su yugo al resto de las minorías. Y para arreglarlo no han encontrado una figura mejor que el consenso, entendido como la práctica unanimidad. En la asamblea del Barrio del Pilar del pasado sábado, la práctica totalidad del os asistentes apoyó la reforma de la Ley Electoral; pero se consideró que no había consenso porque 5 asistentes mostraron su rechazo. Se trató de modificar el planteamiento; pero se mantuvieron en su oposición y se declaró que no había consenso, a pesar de las más de 300 personas a favor y 5 en contra.
Efectivamente, las decisiones por mayoría rigurosa pueden marginar a ciudadanos que representan un parte importante de la población; pero pretender la unanimidad puede someter a toda la población a la tiranía del veto de unos pocos.
Me permito recomendar que se adopten las decisiones cuando estén apoyadas un dos tercios (o tres cuartos) de los ciudadanos; y siempre después de haber intentado llegar a un mayor consenso con los que disientan.