miércoles, 16 de mayo de 2012

El cometido del 15-M

Continúo con mi entrada anterior.
Precisamente por el desprecio absoluto de nuestros políticos hacia cualqueira d elas reglas de una auténtica Democracia es por lo que yo puse amplias esperanzas en el movimiento  del 15-M.
Pero me parece que no han tenido la amplitud d emiras suficiente como para centrarse en lo principal, regenerar toda la vida política nacional, y se han dedicado a perseguir metas mas o menos loables, pero a todas luces muy secundarias.
A mi entender hace falta un movimiento ciudadanos que persiga primeramente el cambio del reglamento político nacional, la regenaración de nuestra Democracia y el establecimiento de un sistema que respete la soberanía popular. Sin esto, cualquier pequeño logro que se alcance (en temas fiscales, sociales, finiacieros, etc...) quedará diluido en breve por la propia trama política corrupta.
El 15-M o cualquier otro movimiento ciudadano tiene que fomentar la aparición de iniciativas políticas que presenten como único programa la modificación del status quo actual. Es decir: acabar con el bipartidismo.

martes, 15 de mayo de 2012

De vuelta al tajo

Vuelvo al blog hoy, que es el aniversario del movimiento 15-M, en el que tantas esperanzas puse hace un año, como ciudadano harto e indignado que soy. Pero me parece que un año después este movimiento ni ha conseguido nada en la política española ni ha encarrilado el camino correcto.
Me explicaré.
Tras el 15-M ha habido varias importantes elecciones: las municipales y autonómicas de mayo, las nacionales noviembre y las autonómicas de marzo 2012 en Andalucía y Asturias. Pues bien, en todas ellas el bipartidismo ha siendo la tónica política general: la Democracia sigue secuestrada por varios partidos grandes a los que poco importa ni el bienestar de la ciudadanía ni la soberanía popular; sólo les importa su cuota de poder. Y son muy conscientes de que ese poder puede ser mucho aunque estén en la oposición. Existen infinidad de cargos electos entre diputados nacionales y autonómicos, senadores y concejales como para satisfacer a los que ya están en el poder, aunque no esté en el gobierno de turno.
Esto es tan claro, que se ha visto expresamente en el caso de Asturias: el PP se alía con el PSOE para derribar a sus compañeros ideológicos, el FAC. ¿Por qué? Pues está claro: Alvarez Cascos le puede quitar al PP algo que ni el PSOE le puede quitar: el pan de la boca.
PP y PSOE saben que se repartirán, en más o en menos, los cargos existentes; pero si entra un advenedizo (el FAC o UPyD), entonces les pueden quitar los cargos que les corresponden incluso en la oposición; y esto sí que no pueden consentirlo, antes se alían con su enemigo natural.
En las elecciones Andaluzas, el bipartidismo ha gastado otra broma a la democracia y a la ciudadanía: el electorado se vuelve hacia la derecha con una victoria del PP, pero el gobierno autonómico gira hacia la izquierda al tener el PSOE que entregarse en manos de IU.
En el fondo, es que a nadie le importa la ideología -ni la propia ni la ajena-: solo importa la cuota de poder para seguir chuleando al "pueblo soberano"