viernes, 3 de junio de 2011

La autogestión

Otro de los errores precipitados del Movimiento 15-M es el recurso a la autogestión, muy especialmente en los servicios básicos sociales.
Y es que, precisamente cuando más esencial es un servicio, más importante es que esté gestionado por personas debidamente cualificiadas.
La autogestión se ha demostrado ya en suficientes ocasiones que es un fracaso: nadie puede gestionar sus asuntos si no está capacitado para ello.
Esto no significa que los ciudadanos deban quedar a merced de los más capaces, sino que tienen que contar con éstos para gestionarse.
Y la mejor forma que se me ocurre de que los particulares gestionen sus necesidades básicas no es la autogestión, sino el cooperativismo.
Cuando se colabora en cooperativa, la gestión es colectiva, pero cada una de las funciones queda en manos del más capaz para la misma.
Tenemos un ejemplo conocido con las cooperativas de viviendas: una serie de ciudadanos contratan a un gestor para que promueva una edificación; y el precio final siempre es más barato que con una promoción comercial empresarial. Pero estos ciudadanos no se autogestionan la construcción, sino que lo dejan en manos de quienes están cualificados para ello.
Por supuesto, no hay que ser ingenuo y controlar que tanto la gestión como la ejecución se realizan adecuadamente.

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